Bitácora de un cautiverio: Afrenta

A las 8:30 es la cita y llegará tarde. Correr, todo el tiempo correr contra reloj y antes de salir repasa para no olvidar nada: llaves, cartera, celular. A esta lista hay que añadir ahora mascarilla, guantes, toallitas desinfectantes, lentes. Todo, lleva todo y el tiempo corre. ¡Listo! ¡Vámonos! Sale volando en su pequeño auto para encontrarse pocos autos circulando y, en el semáforo, a un vendedor que le ofrece caretas, cubrebocas de doble vista, cigarrillos… ¿Será necesaria una careta? No se atreve a bajar la ventanilla. Extraña el bullicio de la ciudad y reduce la velocidad. A su lado, un viejo auto acelera para rebasarlo; frena un poco para dejarlo pasar, pero el conductor también frena y le impide el paso. ¿Qué hace este hombre? No importa, no hay prisa, pero ante su desconcierto, el hombre enfurecido le lanza un escupitajo. (Lines Mogollón González).

 

Foto: Lines Mogollón González

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