Breve reflexión en torno a la Cuenta Satélite de la Cultura 2020*

A cada quien el significado de estos porcentajes. (Fuente: gráficas, comunicado 647/21 del 18 de noviembre, INEGI).

 

La actualización de la Cuenta Satélite de la Cultura al año 2020, que dio a conocer el INEGI el 18 de noviembre, arroja que somos el 3% de quienes ocupamos algún puesto de trabajo en México, 1 220 816 personas, que al estar vinculados al sector nos debe ser de interés la información reportada.

Sin embargo, para quienes producen el 0.6% del PIB desde sus hogares, les puede resultar irrelevante pues la actividad económica vinculada a la cultura, se hará como marca la tradición, con o sin datos, con o sin pandemia.

Para los muy interesados desde la gestión pública y menos productivos financieramente hablando, al aportar apenas el 0.2% del PIB, esta información les debe de resultar altamente valiosa en el diseño e implementación de políticas económicas que puedan impulsar la sostenibilidad de las actividades realizadas dentro del sector.

Pero sin duda, para quienes participamos con el 2.1% del PIB con actividades culturales dentro del mercado esta información nos hace consientes de los retos y las oportunidades que nos permitan diseñar estrategias para la recuperación del sector ante la caída porcentualmente superior al total de la economía del país.

Quienes nos dedicamos a la cultura, a diferencia de los productores en otros sectores, no cambiamos nuestras funciones en torno a las áreas de oportunidad presentadas en el análisis del mercado, por ejemplo, no dejamos de ser músicos para ser creadores profesionales de audiovisuales.

Sin embargo, estas cifras si demuestran que muchos de quienes se dedican a la música y conciertos, artes escénicas e incluso el sector editorial y educativo, han tenido que migrar a formatos digitales que han consolidado la función de los productores de audiovisuales, profesionales e improvisados, muy a pesar de la brecha digital todavía existente.

Para los artistas queda la opción, y al mismo tiempo reto, de colaborar, como lo hacen los diseñadores que brindan sus servicios creativos profesionales, en la producción cultural que se impulsa desde los hogares, en la formación y difusión en instituciones educativas, audiovisuales o en otros sectores de actividad económica.

En este sentido queda la gran tarea de capacitar desde las instituciones de educación y del sector público, o desde la propia experiencia del mercado, a artistas y artesanos para la elaboración de proyectos de colaboración, formación de públicos y estrategias de mercado que permitan a sus proyectos y emprendimientos culturales ser sostenibles financieramente y sustentables en su dimensión sociocultural; no solo en beneficio personal, incluyendo también una visión de desarrollo integral de la sociedad que permita recuperar la caída de plazas de trabajo.

Pero en la consolidación de estos proyectos, la información de la Cuenta Satélite de la Cultura permite generar diagnósticos precisos desde el análisis del contexto donde trabajamos, sobre todo en en el de la pos-pandemia, por lo cual también es necesario, además de complementar con estudios cualitativos, realizar talleres que permitan acercar la información a artistas, creativos, gestores y promotores no economistas a los cuales les parecería lejanos o ajenos todos estos datos.

Queda por analizar, de acuerdo a la clasificación funcional por puestos de trabajo presentada, cual es el ingreso que perciben los trabajadores de la cultura desde sus especialidades el cual se traduciría en bienestar. Pues si bien el mayor número de plazas se encontrarían dentro del mercado artesanal, la tasa de ganancia podría ser distinta al de la producción audiovisual o de otras áreas, como el diseño o servicios de la creatividad. Lo cual, sin considerar la tasa de explotación existente en cada una de las áreas del sector o de autoexplotación a la que se somenten los emprendedores digitales en las redes sociales, nos debe llevar a replantear el concepto de desarrollo y crecimiento en este sector. También, como bien es sabido, mucho del trabajo de producción cultural desde el hogar no es remunerado, sobre todo el de las mujeres y los jóvenes. Además, que el capital invertido, por ejemplo, en las fiestas patronales, proviene del ahorro de las mismas familias que las producen.

Queda un gran trabajo por hacer respecto al análisis de la información por regiones y el uso que se le pueda dar en la vía de recuperación económica que nos encontramos donde se generarán espacios híbridos, lo cual deberá ser considerado para la definición de nuevas políticas impulsadas como responsabilidad del sector público para afrontar los retos, sobre todo que permitan aprovechar las áreas de oportunidad de crecimiento, estimular las áreas artísticas del sector que presentaron una mayor disminución por medio de incentivos fiscales, capacitar en el uso y aprovechamiento de las herramientas tecnológicas en la producción, distribución y consumo de los bienes y servicios, y una gran labor de participación, difusión, formación y creación de consumidores para la cultura.

 

El desafío del empleo en le sector cultural.

 

*Participante que obtuvo uno de los premios del Taller de la Segunda Jornada Nacional de la Cuenta Satélite de la Cultura, realizada del 18 al 24 de noviembre de 2021.

 


 

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(Ilustración de Pali: Víctor Sulser).

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