
Como un reflejo, cada vez que reflexiono sobre estos tiempos, al ocaso del día, sentado en el patio de la casa, acecha mi mente el poema de Pablo Neruda:
Puedo escribir los versos más tristes esta noche
Escribir, por ejemplo: “La noche está estrellada
y, tiritan, azules, los astros a lo lejos.
Estos tiempos son tristes. Los tapabocas impiden, si las hubiera, observar las sonrisas de la gente. Hay enojo y frustración. La incertidumbre genera un estrés inusitado que nos mantiene en vela, como si estuviéramos en un campo de batalla esperando el ataque del enemigo; un enemigo invisible pero efectivo y letal.
No obstante, también hemos tenido la oportunidad de contemplar la profundidad del cielo y dimensionar lo insignificantes y efímeros que somos como especie; de observar la naturaleza que reverdece y nos invade, de rodearnos de nuestra gente y podernos ver a las caras para redescubrirnos y concluir que el destino puede depararnos sorpresas amargas e inesperadas, pero también la suerte de sentirnos humanos.