La primera mujer gobernadora no podía fallar: Griselda Álvarez Ponce de León

Griselda Álvarez Ponce de León, fue una mujer excepcional y fundamental en la historia de México.

 

Habían pasado 26 años desde que se le otorgó a la mujer mexicana el derecho a votar y ser votada para cargos de elección popular. Por ello, Griselda Álvarez Ponce de León, sabía que, al ser electa como gobernadora, no podía fallar, ya que, de manera histórica, se convirtió en la primera mujer mexicana en ostentar este cargo tan importante. Asumió la gubernatura el 1 de noviembre de 1979, a la edad de 65 años. Fue así que, uno de los estados más pequeños de nuestro país, venció el machismo y apostó por una mujer con una gran capacidad, conocimiento, cultura y, sobre todo, el gran amor que profesaba a Colima.

“Fui una mujer que le dieron una oportunidad muy grande, un pueblo muy avanzado: Colima.
Unos hombres muy especiales, que son verdaderamente hombres y por eso
se atrevieron a poner en la primera silla a una mujer”.

Qué mejor manera de conmemorar 111 años de su natalicio, que recordando el trabajo y legado de esta extraordinaria mujer.

 

Como directora general de Acción Social Educativa de la SEP, impulsó diversas acciones para
mejorar el nivel cultural, económico y social de las mujeres.

 

Espíritu feminista

Doña Griselda, como cariñosa y respetuosamente nos referimos a ella en Colima, por indicaciones médicas, nació en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, el 5 de abril de 1913. A los pocos días la llevaron a vivir a la hacienda San Juan de Chiapa, ubicada en una localidad del municipio de Cuauhtémoc (Colima), que se encuentra entre la capital del estado y el volcán de Colima. Aquí pasó gran parte de su infancia.

Su espíritu feminista se evidenció desde temprana edad, cuando, siendo niña, quería ser monaguillo, lo cual le era prohibido por ser mujer. Rebelde por naturaleza, cuando el padre de la iglesia se volteaba, ella ponía los pies en el altar para demostrar que también podía estar ahí. Esto le trajo sanciones, sin embargo, esto no menguó su deseo de luchar por la igualdad de su género. A su generación le tocó abrir brecha para que las mujeres lograran un puesto de poder y toma de decisiones en nuestro país.

Durante toda su vida trabajó a favor de las mujeres, sin dejar de reconocer que había un feminismo “recalcitrante, radical a ultranza, del que nos debemos alejar, y un feminismo racional, al que nos debemos acercar. La mujer debe de tener conciencia de su ser, de su estar y de su hacer”.

 

Además de ser maestra normalista con especialidad en débiles mentales y menores infractores, se matriculó en la UNAM
para estudiar Lenguas Españolas, casi a la par con la carrera de medicina que cursaba Miguel, su único hijo.

 

Entre la dama de hierro y la pluma fina

Siendo descendiente de militares, su bisabuelo, el general Manuel Álvarez Zamora, fue el primer gobernador constitucional del estado de Colima en 1857; y su padre, el también militar Miguel Álvarez García, gobernó de 1919 a 1923, el temple de Griselda fue forjado a hierro. En contraste, esta mujer dura e implacable, tenía su lado marcado por su pluma fina. Su puño de hierro, también era el de una sensible y apasionada mujer de letras, quien tuvo una carrera literaria tan importante y exitosa como lo fue en la política. Además de ello, era una mujer bromista y ocurrente, como aún se puede apreciar en algunas de sus entrevistas.

Ese recio carácter también se fue forjando por las duras experiencias que tuvo con la muerte, como la de su bisabuelo, asesinado en una rebelión en 1857, a un mes de haber asumido la gubernatura; la de sus padres siendo niña; la de su hermana que falleció el día de su cierre de campaña, que, por cierto, no se permitió una sola lágrima, porque “un pueblo, absolutamente, no responde bonito a un gobernante débil, un gobernante que llora, aunque no sepa el motivo por el que llora”; o la de su nieto, quien falleció a los 8 años de edad, durante su periodo como gobernadora. En contraste, escribió, principalmente, sonetos de corte autobiográfico, político, amoroso, y rompiendo una vez más paradigmas, se adelantó a su tiempo escribiendo poemas eróticos.

Muy pronto seré tuya, toda entera;
mi propia voluntad ya se ha rendido,
viviré junto a Ti, la verdadera
vida de Amor, de Plenitud, de Olvido…

¿Qué me importa ya todo si en Ti espero,
y qué puedo esperar sino tus dones?
¡Jesús, mi dulce amado, verdadero
centro de mis ardientes afecciones!

Me has dicho: “¡Pronto!” desde tu Sagrario,
y a ese grito dulcísimo y querido
yo quiero responder: “¡Que tu Calvario
sea mi favor radioso y bendecido!

Que me goce al sufrir, que sea tu Esposa,
que te ame con locura, ciegamente,
y que pronto, muy pronto, (estoy ansiosa),
me llames junto a Ti amorosamente.

¡Jesús, sal a mi encuentro que estos meses
que de ser “tu paloma” me separan,
vuelen con rapidez, vengan con creces
los gozos que los cielos me deparan…!

Griselda Álvarez, 20 de septiembre de 1930

 

Durante su gestión como gobernadora, Colima tuvo un relevante desarrollo cultural, social y político.

 

La gobernadora

Al percatarse de que dos periodistas cercanos a otro candidato de su partido, la atacaban constantemente, pensó que su posibilidad de llegar al gobierno era grande. Prácticamente, ellos le dieron esa esperanza. Lograr ese puesto no fue fácil, tuvo que lidiar incluso para llegar a ser senadora, tres años antes.

Como gobernadora, no todos los colimenses estaban contentos con su triunfo, señalaban el hecho de no haber nacido en el estado, aunque hubiese hecho mucho más que cualquier colimense. Sin embargo, aludiendo a su derecho de sangre, ius sanguinis, por ser descendiente de dos gobernadores colimenses, pudo ser postulada para las elecciones de 1979, por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y por el Popular Socialista (PPS). Obtuvo el triunfo con una mayoría aplastante, 72,791 votos, frente a 15,751 votos del candidato del Partido Acción Nacional (PAN), Gabriel Salgado Aguilar. Con más de 57 000 votos de diferencia, arrasó con la elección.

Ella  ganó a pulso cada voto a su favor. Como bien hacía referencia, primero se ganó el aplauso de las mujeres, después de los jóvenes y niños, y posteriormente de los hombres, quienes en un principio le aplaudían por debajo de la mesa. Aun así, el día que tomó protesta como gobernadora, el Rey Colimán, figura emblemática de la entidad, amaneció con un gran mandil blanco, aludiendo al hecho de tener una mujer en el poder.

Su toma de protesta fue un evento muy importante para nuestro país. Contó con la presencia del presidente José López Portillo, entre otros políticos y asociaciones feministas de la nación. Era el momento de cumplir lo que afirmó en la campaña: “prometo no prometer nada”, con lo cual evitaba envilecer su triunfo con compromisos que atentaran contra sus convicciones.

En su discurso dijo: “Vivamos un tiempo nuevo, de plena igualdad con los hombres, sin privilegios que no requerimos, pero sin desventajas que no merecemos”.  Bajo el lema: Educar para progresar, en su periodo comprendido entre 1979 y 1985, impulsó fuertemente la educación pública; creó el Centro de Atención a la Mujer, A.C.; instauró guarderías, bibliotecas, albergues infantiles, y unidades de servicios infantiles; así como leyes en defensa de las mujeres y los menores.

Tres de sus grandes logros fueron que Colima alcanzara la alfabetización, y que la población tuviera energía eléctrica y agua potable. También creó grandes obras de infraestructura, como el complejo Casa de la Cultura, el cual cuenta con teatros, museo, biblioteca, talleres de artes, y alberga las oficinas de la Subsecretaría de Cultura del Estado. Asimismo, edificó el Aeropuerto Internacional de Manzanillo, con el apoyo del entonces presidente de la República Mexicana, el colimense Miguel de la Madrid Hurtado.

Otro hecho histórico fue que, durante su periodo, tanto el Poder Judicial como el Poder Legislativo, estuvieron a cargo de mujeres. Sin duda, Colima fue un ejemplo para la política de nuestro país.

Todo lo logrado por doña Griselda no fue fácil, su puesto como gobernadora tuvo un precio muy alto, ya que estuvo sola en la entidad durante su mandato. “No sé si fue una pírrica victoria que ahora reflexiono y aquilato. Metí amor y familia en un retrato y fue el poder la línea divisoria”, esta afirmación cimbró a su hijo hasta sus últimos días.

 

 

Al término de su mandato, entre otros trabajos, fue directora del Museo Nacional de Arte (MUNAL) y continuó escribiendo,
actividad que suspendió mientras fue gobernadora de Colima.

 

Hacia el final

Su última voluntad, y muestra del gran amor que profesó a Colima, fue que al morir la llevaran a descansar a Colima, la tierra por la que hizo tanto, pero no quería que la cremaran, ya que “quería mucho a sus huesos”. Griselda Álvarez Ponce de León murió el 26 de marzo de 2009, a punto de cumplir 96 años de edad.

A lo largo de su vida obtuvo muchos reconocimientos, posiblemente el mayor es que: fue, es y será recordada como la mejor gobernadora de Colima. Los mexicanos quisiéramos tener más gobernantes de su talla, con ese temple y esa sensibilidad.

Doña Griselda, muchas gracias por su dedicación.

 

Glosa de la Constitución en sonetos

Artículo 1º

Se me ocurre, después de tantos retos
que tuve en el transcurso de mi vida,
inventarme uno más, donde atrevida
demostraré, con todos mis respetos,

que puedo hacer a base de sonetos,
una glosa total firme y sentida
de la Constitución que nos presida
y llegue hasta la edad de mis bisnietos.

Primero. Para todos garantías
iguales en las mismas condiciones,
los mismos casos o los mismos días,

para todos las mismas restricciones
ante la Ley y sin trapacerías,
que la justicia tiene sus razones.


 

 

Fuentes:

Fotografías:

 

 

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