Pachucos y cholos, expresiones del sincretismo cultural entre México y Estados Unidos. (Imagen tomada de peregrineros.wordpress.com).

 

Cada vez que se presenta presume con ironía: “no es que hable mal español, más bien mi pocho es perfecto”. El Dr. David Hayes-Bautista es heredero de las familias mexicanas que nunca se fueron, al contrario, fue la frontera que en su caprichoso recorrido hacia el Sur, las abandonó a su suerte a mediados del siglo XIX, debido a la anexión de una buena tajada de nuestro territorio a los Estados Unidos. Desde entonces, varias generaciones han ejercido una profunda resistencia por mantener su identidad ante los embates de una cultura que no les era propia.

Profesor de Medicina en la Universidad de California de Los Ángeles (UCLA), el Dr. David es además director del Centro de Estudios Latinos para la Salud y la Cultura, perteneciente a la escuela de Medicina de dicha casa de estudios. Asimismo, su pasión por la cultura mexicana lo ha llevado a los análisis históricos y antropológicos; por ejemplo, es muy conocido su estudio sobre la tradición del “5 de mayo” en Estados Unidos. Además, la revista Latino Leaders Magazine lo ha incluido en la lista anual de los 101 latinos más influyentes en sus últimas cinco ediciones.

Dentro de las varias actividades que lleva a cabo Hayes-Bautista, desde hace cerca de una década tuvo la iniciativa de realizar un estudio sobre la aportación de la comunidad latina al Producto Interno Bruto (PIB) de los Estados Unidos. Los resultados de la edición de este año, de la que es coautor junto con Dan Hamilton, Mathew Fienup y Paul Hsu, resultan reveladores, pues con datos del 2021, la aportación al PIB de dicha comunidad fue de 3 200 millones de dólares; esto se traduce a que si se tratara de un país, representaría la quinta economía más grande del mundo, sólo detrás del propio Estados Unidos, China, Japón y Alemania y por arriba de la India, Reino Unido, Francia, Italia, Canadá y Rusia. La economía mexicana, que se ubica en el décimo quinto a nivel mundial, representa una tercera parte del PIB de los latinos de Estados Unidos.

Si bien sólo constituyen 19% de la población de Estados Unidos, la aportación de los latinos al PIB real es del 59%. Se trata además de la comunidad con la tasa de crecimiento económico de mayor aceleración en la última década, con un crecimiento 2.5 veces más rápido que los no latinos. Dicha tasa representa la segunda más alta del mundo, sólo después de China. En cuanto a los niveles educativos los datos son también elocuentes, pues la tasa de graduados universitarios latinos en la última década creció tres veces más que la de los no latinos. Se trata, pues, de un sector resiliente, sólido, cada vez más educado y con mejores oportunidades para el desarrollo.

Los fenómenos migratorios de latinoamericanos a Estados Unidos fueron altamente crecientes a partir de la segunda mitad del siglo pasado. Entonces, los migrantes buscaban asimilarse de manera silenciosa en la vida estadounidense y pasar desapercibidos, no sólo por el miedo a ser deportados, sino también por el de vivir bajo el desprecio y segregación de una comunidad hermética que no los veía con buenos ojos. Muchas familias preferían que sus hijos no hablaran español para evitar ser víctimas de humillación por sus compañeros de escuela.

Las raíces y la permanencia de lo mexicano en el Dr. David Hayes-Bautista. (Imagen tomada de dallasnews.com).

 

No obstante, la fuerza de la cultura latina en Estados Unidos ha ido ganando terreno paulatinamente. Una vez resueltas las necesidades básicas de alimento, vivienda, educación y salud, las nuevas generaciones han podido acceder a otros niveles en el escalafón económico y social. Muchos migrantes de primera generación vieron su hazaña cumplida cuando lograron que sus hijos pudieran graduarse en las universidades de aquel país. En tal sentido, la transición hacia una comunidad con mejores niveles educativos, representó también acceder a espacios laborales bien remunerados. Hoy en día existen profesionistas de origen latino en todas las áreas del sector productivo de aquel país; no se diga también políticos, artistas o deportistas altamente competitivos. Si bien dicha comunidad es muy diversa, su mayor componente es de origen mexicano. Según el censo de 2020 de Estados Unidos, el grupo latino está compuesto por aproximadamente 59 millones de habitantes, de los cuales el 62% es de origen mexicano.

En la dinámica comercial con nuestros principales socios, existe un intercambio donde participan indistintamente mexicanos no sólo de este lado de la frontera, sino allende la misma. Además, la propia economía mexicana se ha visto beneficiada por las remesas que significan alrededor del 4% del PIB. Asimismo, México es una potencia turística, se trata de un sector boyante para nuestra economía, cuya Cuenta Satélite consigna más del 7% del PIB nacional. Curiosamente, el grupo que más visita nuestro país es justo el de los mexicoestadounidenses de segunda y tercera generación, que a diferencia de sus padres, ya con sus necesidades primarias satisfechas, vienen a visitar a sus abuelos, reconectarse con sus raíces, degustar su gastronomía; incluso a casarse, vacacionar en las playas, recorrer los sitios arqueológicos y las ciudades coloniales.

Octavio Paz escribió aquellas líneas sobre el pachuco en El laberinto de la soledad, bajo la mirada de mediados del siglo pasado quizás con un poco de desdén, pues se trataba de un sujeto que buscaba definir su identidad en una sociedad que no le correspondía; sin embargo, los años han demostrado la capacidad e influencia de nuestros paisanos en aquel país para ser protagonistas de su propio destino y sentirse así orgullos de sus orígenes, aunque su acento, en ocasiones, parezca atropellado.

Una de los muchas portadas a El laberinto de la soledad, de Octavio Paz. (Imagen tomada de aboutespanol.com).

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