
La historia apasionante de jacobinos y girondinos a finales del XVIII en Francia se vincula siempre con los orígenes de los partidos políticos actuales, aunque ellos (esos orígenes), sin duda, hoy nada tengan que ver con lo que en la actualidad sucede…, por ejemplo en Morena, que está a punto de dar el salto de movimiento de masas (o conglomerado de fuerzas) a partido, sin saber, sus militantes, a dónde los está conduciendo su verdadero y único líder: Andrés Manuel López, quien, sin duda, tiene muy buenas intenciones –garantizar que el país continúe en la dinámica anti-neoliberal muy a trompicones–, y cree que ello es suficiente para seguir maniatando el mando de Morena a su figura, que espera sea no perecedera… ¿Es eso lo que más conviene a este partido en ciernes?
A partir de los fines inmediatos de esta organización -mantener el control político del país, manteniendo bajo su mando a la cámara de diputados y a un buen número de gubernaturas y municipios importantes, consiguiendo una votación favorable amplia en los comicios de 2021- ello, en efecto, se alcanzarán con la fórmula de seguir haciendo girar al partido alrededor de la figura de AMLO…, pero, ¿y luego? En el luego está la cuestión, pues a partir del mediano plazo seguramente la derecha (hoy concentrada -¿por consejo de quién?- en el complot y en el sabotaje) habrá para entonces, en el mejor de los casos para ella, modificado su estrategia y ello, también, estaría llamando a la izquierda a revisar su estrategia para lograr, así, seguir disputando el poder.
Ese panorama sería el normal, en el caso de que los intentos furris de la derecha no se hayan concretado en un golpe de Estado para remover ilegalmente a López Obrador de la Presidencia (remember Evo, Lula y demás), y de allí entonces comenzaría la construcción, ahora sí, de Morena como partido de izquierda en una época de transición tan fluctuante como la que en la actualidad se vive en el país. Puede que entonces sí, se tenga por necesidad que pensar en una estrategia totalmente diferente a la actual con el fin de darle prioridad a los principios y a los objetivos de largo y mediano plazo, para que el partido así construido piense, a la vez, tanto en culminar triunfante una transición de cambios profundos y el principio de una etapa de nueva organización social.
Mucho, pues, les queda por pensar a los militantes de Morena para los meses próximos, si es que quieren seguir siendo el partido que encabece la lucha política de la izquierda en el país los años próximos, pues la tarea de construir ese partido en los tiempos actuales es sin duda una tarea de dimensiones mayúsculas por lo que implica y porque requiere de dirigentes que tengan una profunda lucidez.
¿Está consciente hoy Morena de esa tarea?
*Hacedor de noticias culturales y políticas
gomeboka@yahoo.com.mx