De acuerdo con el estudio de los indicadores, se puede determinar que, hasta junio, la Secretaría de Cultura tenía un subejercicio del 14 por ciento de sus recursos.
El subejercicio en la Secretaría de Cultura
Continuamos con el análisis de la información reportada en el “Informe sobre la situación económica, las finanzas públicas y la deuda pública”, correspondiente al segundo trimestre de 2019.
En el documento anterior solo reportamos cifras y la situación de los recursos respecto al presupuesto modificado. Confieso que intencionalmente omití evaluaciones o calificativos sobre los resultados analizados, debido a que todavía falta revisar los avances registrados por los indicadores de desempeño. Vamos a verlos.
Los indicadores de la SC
La Secretaría de Cultura (SC) reportó que 92 indicadores contaban con un registro de avance. El detalle de dichos instrumentos se consigna en archivos descargables, en los que se agrupan de acuerdo con sus respectivos programas presupuestarios. El resultado del conteo de indicadores que llevé a cabo difiere del que reporta el resumen del informe, como podemos notar en el siguiente cuadro.
En el ejercicio fiscal 2019, la SC promovió el registro de 185 indicadores para dar seguimiento a sus programas presupuestarios; de estos, 74 se elaboran con información que estará disponible al cierre del periodo, por lo que no es posible medir su alcance parcial. La diferencia son 111 indicadores con algún grado de avance, y de ellos, 51 muestran un porcentaje de cumplimiento —al primer semestre— menor al 85 por ciento.
Los casos más notorios corresponden al Programa Nacional de Becas, con 17 de 20 indicadores por debajo del 85 por ciento; los Servicios de Educación Superior y Posgrado (INAH), con seis de ocho; los Servicios educativos culturales y artísticos, con dos de tres, y Producción y distribución de libros y materiales artísticos y culturales, con seis de siete.
Recursos no ejercidos
Como señalé anteriormente, el gasto ejercido por la SC al 30 de junio es inferior en 14 por ciento al nivel previsto para esa fecha, cifra equivalente a 804.2 millones de pesos. A ello le agregamos que, del total de los indicadores que dan cuenta del trabajo desarrollado en ese periodo por la dependencia y sus entidades coordinadas, 45.9 por ciento mostraron un avance inferior al 85 por ciento.
Sobre la base de esta información, considero que es posible determinar si en la SC se observa un subejercicio del presupuesto o, como dice su titular, se generaron ahorros.
Conviene señalar que entendemos como subejercicio al gasto realizado en una cantidad menor al presupuesto original, mientras que, en el caso del ahorro —que también son recursos no utilizados— debemos agregar dos elementos: el primero consiste en que se trata del monto que sobra una vez que se han cubierto las necesidades de consumo —gasto corriente—, y el segundo se relaciona con el destino de los recursos retenidos, que es el financiamiento de la inversión —gasto de capital—[1]. Vamos a ignorar esta última y nos concentramos en el gasto corriente. A mi parecer, el presupuesto no ejercido puede considerarse ahorro si la unidad administrativa cumple con las metas previstas, es decir, que se hace lo mismo —o más— con menos recursos. De acuerdo con las cifras del cuadro, eso no ocurre, porque una parte importante de los indicadores se encuentra al menos 15 por ciento por debajo de las previsiones. Es por ello que ese presupuesto no erogado no se debe clasificar como ahorro, sino como subejercicio.
El destino de esos recursos no ejercidos bien puede ser respaldar la operación de los programas estrella del actual gobierno, o la construcción de los proyectos anunciados en la península de Yucatán, Tabasco o el Estado de México, con lo cual podrían ser calificados como ahorro, pero esto ocurre siempre y cuando la retención del presupuesto no haya afectado de manera negativa el cumplimiento de las metas contempladas en los programas a los que fueron asignados inicialmente.
Un ejemplo: el caso de la cinematografía
La afirmación precedente va a ser cuestionada porque hasta el momento no he mostrado la información detallada de los indicadores. Todos están invitados a consultarlos [2], pero se requiere un poco de paciencia para llevar a cabo su revisión, porque su presentación es innecesariamente complicada y poco transparente. Como muestra, seleccionamos a los que se formularon para dar seguimiento al Programa Presupuestario E022 Servicios Cinematográficos.
Como observamos, la información está distribuida en siete columnas: denominación; objetivos —fuera de norma porque al enunciarlos no comienzan con un verbo en infinitivo—; método de cálculo o fórmula; unidad de medida, que en todos los casos debería ser un porcentaje, y la cuantificación de las metas —todas en términos porcentuales—, por lo que no contamos con la dimensión de las acciones. Por ejemplo, en el caso de las películas que reciben apoyo para su producción, la meta de 100 por ciento no nos indica si se trata de diez, cien o mil películas.
El ancho del cuadro fue acortado para que su contenido pueda visualizarse en una hoja carta, pero en una consulta directa es necesario desplazarse por la pantalla para poder abarcarlo. Además, en caso de que una meta no se cumpla, en la parte inferior se incluye un espacio con información sobre las causas del incumplimiento, y si nos va bien, ahí es donde vamos a poder encontrar la información cuantitativa que respalda el cálculo de los porcentajes, la meta física.
Si nos detenemos un poco, observamos que la mayoría de los indicadores contenidos en el cuadro se refieren al porcentaje de cumplimiento de la meta cuantitativa [3]; es decir, que al final la fórmula es casi siempre la misma.
Esto último me permite afirmar que los esfuerzos empleados para elaborar, dar seguimiento y evaluar el cumplimiento de los indicadores son inútiles, o lo que es lo mismo, se utilizó una bomba atómica para matar una mosca. Por ello considero que lo mejor es dar unos pasos atrás en la historia del presupuesto y volver a los esquemas anteriores de presentación de la información programática, lo cual no solo simplificaría su elaboración, sino que también haría más accesible su consulta.
Después de revisar la información de este programa presupuestario, elaboré, con los datos disponibles, el cuadro siguiente:
Si el lector se toma el tiempo para comparar la información contenida en este cuadro —la que me fue posible captar— con la reportada en el esquema anterior, podrá darse cuenta de que se trata de la misma, solo que al otro le faltan los números de las columnas Meta al primer semestre y Meta alcanzada.
Cuadros como el primero son una herencia del modelo neoliberal, y a mi parecer, un elemento de opacidad. La información de los alcances físicos debe presentarse en forma simple, para que cualquier persona interesada tenga acceso fácil y rápido a su contenido.
En la próxima entrega seguiremos nuestro análisis.
amierhughes@yahoo.com.mx
11 de septiembre de 2019.
Antonio Mier Hughes
Antonio Mier Hughes resuelve todas las aristas relacionadas con el análisis económico en el que se desempeña el sector cultural. Elabora estudios y soluciones para empresas culturales, para organizaciones de la sociedad civil y para dependencias de gobierno, en escenarios propios de la planeación estratégica, el diseño de políticas económicas, la creación y evaluación de indicadores así como en el análisis de las finanzas públicas. Es un docente a toda prueba con los emprendedores culturales.